15 de enero de 2006

LA BELLEZA DE PENSAR. Programa de entrevistas conducido por Cristián Warnken.


Hay que saltar del corazón al mundo,

Hay que construir un poco de infinito para el hombre.

Vicente Huidobro


Solo a un grupo de almas embebidas de poesía, ingenuo idealismo humanista o locura quijotesca se le podía ocurrir una idea tan estrafalaria como la de enfrentar a dos individuos en torno a una mesa bajo la cálida luz de un reflector y la mirada atenta de un par de discretas cámaras para conversar durante una hora completa acerca de poesía, ciencia, filosofía, literatura y una serie de otros temas de interés, por así decirlo, marginal para gran parte de los telespectadores habituales, sin las impertinentes intromisiones comerciales acostumbradas ni corte alguno, y tratar de fundar un programa de televisión sobre esa base. Pues bien, Cristián Warnken y su equipo lo han hecho, con notable éxito, durante casi una década.

Armado de su enorme y versátil bibliografía, y su peculiar carisma, el espigado poeta, periodista y profesor de castellano Cristián Warnken ha conseguido una suerte de verdadera proeza mediática: fascinar a un pequeño pero fiel público de televidentes por medio de uno de los más antiguos pasatiempos que la humanidad sea capaz de recordar: el diálogo.

Una mesa, dos sillas, algunos libros y la luz de una lámpara constituyen la precisa escenografía de una cita humilde y fabulosa a un mismo tiempo, en que la cultura y la inteligencia tienen un espacio privilegiado para desplegarse a sus anchas durante una hora completa, algo realmente subversivo en un medio tan chabacano y vulgar como la mayor parte de la televisión chilena, desbordante de silicona, crónica roja y payasos genuflexos.

Cientos de horas de filmación y numerosos entrevistados, entre los que puede contarse a afamados escritores como Alejandro Jodorowsky, Armando Uribe y Roberto Bolaño; heterogéneos intelectuales como Alain Touraine y Gianni Vattimo; artistas de la talla de Ra(o)úl Ruiz, Juan Pablo Izquierdo y Hugo Marín; poetas, como Gonzalo Rojas y Óscar Hahn, o historiadores como Alfredo Jocelyn-Holt constituyen un indicio aproximado de la naturaleza y altura de las conversaciones sostenidas en La belleza de pensar.

Y aunque es posible que mi recomendación llegue a ustedes con algunos años de retraso, prefiero eso a perder la oportunidad de recomendarles uno de los mejores programas de la televisión chilena que haya tenido la oportunidad de seguir.

Quienes aman el diálogo y las ideas, como yo, sin duda se regocijarán. Quienes se atrevan a sintonizar el programa por primera vez, sin duda tendrán la oportunidad de apreciar la poderosa aunque sutil belleza de pensar.


Guillermo Riveros Álvarez