La amistad entre dos niños de diferentes clases sociales es el punto de partida para Machuca, el cuarto film de Andrés Wood[1], estrenado durante la primera semana de agosto de este año: una acertada exploración a nuestra particular idiosincrasia en la época más efervescente de nuestro pasado próximo, el año 1973.
Todo comienza cuando el padre McEnroe, rector del exclusivo colegio Saint Patrick, movido por sus profundas convicciones igualitarias, decide llevar un grupo de niños pobres para ser educados junto a sus pares más pudientes, sin distinciones de ningún tipo. Gonzalo Infante (Matías Quer) es uno de ellos y Pedro Machuca (Ariel Mateluna), uno de los recién llegados. Previsiblemente, el encuentro inicial es áspero y desconfiado, pero Gonzalo y Pedro logran salvar las diferencias y convertirse en compañeros entrañables, invitándose a sus respectivas casas, ayudándose en la calle y el colegio, haciendo de la bicicleta un puente entre dos mundos. Tanta es la afinidad existente entre los dos niños que incluso llegan a compartir los dulces besos de Silvana, interpretada por una notable Manuela Martelli, en una escena inolvidable. Todo esto, al menos, mientras la convivencia es posible. Eso, con respecto a la historia íntima de la película. En un plano mayor, podemos apreciar las vicisitudes y conflictos familiares, las encendidas manifestaciones callejeras de los últimos meses de la Unidad Popular, el mercado negro y una creciente radicalización social que terminará con los Hawker Hunter yendo a bombardear el edificio de La Moneda.
Pero la película de Wood no se agota solo en el contenido, en absoluto panfletario ni pontificante, sino empático y respetuoso. Formalmente, Machuca se presenta ante nosotros como una producción de extraordinaria calidad técnica y profesional, que destaca, entre otras cosas, por la lograda ambientación de época, su escrupulosa fotografía, evocativa banda sonora y un excelente reparto de actores consagrados, como Tamara Acosta, Francisco Reyes, Aline Kuppenheim, Luis Dubó, Federico Luppi, más otros por consagrar, como los ya mencionados protagonistas infantiles, sencillamente magníficos. Mención aparte, sin embargo, merece el otrora gringo villano de Subterra (Ferrari, 2003) Ernesto Malbrán en el rol del Father McEnroe, inspirado en el mítico rector del Saint George entre 1969 y 1973, Gerardo Wheelan, a quien está dedicada la película.
Nunca es fácil referirse a los acontecimientos que llevaron al descalabro de 1973 debido a la abismante diferencia de opiniones que siguen dividiéndonos aún hoy, a treinta y un años del golpe militar, pero Machuca es un notable y conmovedor intento por tratar de averiguar lo que fuimos y lo que somos, nuestras virtudes y defectos, y sin duda alguna, otro enorme paso adelante en el cine chileno.
Imprescindible.
Guillermo Riveros Álvarez
[1] Andrés Wood es también responsable de Historias de fútbol (1997), El desquite (1999) y La fiebre del loco (2001).