25 de diciembre de 2003

Amélie. Largometraje dirigido por Jean-Pierre Jeunet, 2001.


Sé que ha pasado bastante agua bajo el puente desde que Amélie apareció en el año 2001, pero no quiero desaprovechar la oportunidad de recomendarles una película que considero esencial desde la primera vez que la vi, sobre todo luego de percatarme de que aún a estas alturas existen personas que desconocen su existencia, lo que me parece, además de un pecado cinematográfico capital, una suerte de autocastigo por omisión.

Pues bien, Amélie reúne todas las condiciones esenciales de una buena película: historia, fotografía, música (una extraordinaria partitura de Yann Tiersen), dirección, más el mérito adicional de reconciliarnos con la vida y sus más bellos y recónditos tesoros, en el caso de ser esto posible por medio del cine. Una suerte de cuento de hadas moderno, en que la voluntad parece ser la clave para conseguir que todo cambie.

Un día, luego de un azaroso hallazgo tras una baldosa de su baño, Amélie, una imaginativa camarera de Montmartre, París, decide torcer el rumbo de su vida y emprender, quijotescamente, una suerte de cruzada individual con el fin de llevarle un poquito de felicidad a una multitud de seres tan adorables y solitarios como ella: un hombre que ha olvidado su infancia en una pequeña cajita de metal; un hombre de vidrio que debe vivir aislado del mundo con el fin de no romperse los huesos; una enferma imaginaria; un escritor fracasado; su propio padre, ensimismado y triste. Para esto deberá recurrir a una serie de estratagemas y argucias que la llevarán a descubrir que, pese a todos sus talentos, ella también está sola y necesita amor y que, después de todo, el príncipe azul y el amor realmente existen y pueden encontrarse a la vuelta de la esquina, abriendo bien los ojos y el corazón...

Convengo en que reducida a esta esquemática, incolora forma, la cinta puede parecer algo ingenua. Pero la verdad y la belleza también pueden ser ingenuas.

Entrañable.

Guillermo Riveros Álvarez

9 de octubre de 2003

La tierra vista desde el cielo. Exposición fotográfica itinerante y gratuita de Yann Arthus-Bertrand.



Tuve la suerte de conocer esta exposición mientras me encontraba en París con Arlette, mi pareja, disfrutando de nuestro primer periodo de vacaciones. Corría octubre de 2000 y paseábamos animadamente por la Rive Gauche cuando nos topamos con la sorprendente colección. Instantáneas de gran formato habían sido colgadas de las rejas del Jardín de Luxemburgo, atrapando a una enorme multitud de curiosos peregrinos, como nosotros. Desde las cubas de los tintoreros marroquíes al corazón vegetal de Nueva Caledonia y la fosforescencia turquesa del afluente La Leona, en Santa Cruz, Argentina, al ominoso abandono de una ciudad cercana a la desafortunada Chernobyl, nuestro planeta había sido retratado con gran sensibilidad y «altura de miras» por un prolífico francés desde la cabina de un helicóptero. Su nombre: Yann Arthus-Bertrand, fotógrafo autodidacta. Asombrados y conmovidos por la belleza de tanto contraste y tanta fantástica forma, fuimos recorriendo cada uno de los cuadros de principio a fin, sin dar demasiado crédito a nuestros ojos. Quedamos tan impresionados que partimos a comprar el libro de inmediato, como tantos otros; pesaba cerca de tres kilos y tuve que cargarlo en mis espaldas durante todo el viaje de regreso. Hoy, gracias a las gestiones del señor José Weinstein (nuestro recién estrenado ministro de Cultura) y la embajada de Francia, se encuentra en nuestro país, en pleno centro de Santiago. Se trata de 120 afortunadas gigantografías montadas al aire libre, capaces de cautivarnos incluso a nosotros, tan acostumbrados a contemplar la tierra desde el cielo...


En Internet: www.yannarthusbertrand.com


Guillermo Riveros Álvarez

22 de septiembre de 2003

Le monde diplomatique. Periódico mensual de actualidad y política internacional.

Una voz distinta en medio del ruido.

Le Monde Diplomatique
es una publicación internacional pluralista e independiente, dedicada a analizar todos los temas necesarios para entender el mundo en que vivimos, su origen y su destino. Nace en 1954 como suplemento mensual de asuntos internacionales del diario Le Monde, pasando paulatinamente a transformarse en un medio autónomo de información, a fines de los años ochenta. Su máximo responsable es el acreditado investigador Ignacio Ramonet, padre espiritual del movimiento internacional ATTAC, organización contraria a la globalización neoliberal, encabezada por los Estados Unidos. Destacados colaboradores como Noam Chomsky, Eduardo Galeano, Susan Sontag y una serie de reputados escritores, intelectuales y especialistas certifican la seriedad y responsabilidad de cada uno de sus artículos, esmerados en entregar una visión del mundo coherente, alternativa e informada de la realidad. Septiembre es su tercer aniversario en Chile gracias a la editorial Aún creemos en los sueños. Podemos encontrarlo a solo 2.000 pesos en cualquier quiosco de la capital. No desperdiciemos una oportunidad privilegiada de conocer la verdad de nuestro mundo; Le Monde Diplomatique es un notable esfuerzo encaminado a construirla. No desperdiciemos la oportunidad de escuchar una voz distinta en medio del ruido...

Guillermo Riveros Álvarez

22 de agosto de 2003

Bowling for Columbine. Documental de Michael Moore. 2003.


Una mirada lúcida y crítica, que se precipita en picada sobre el corazón de la América profunda, abordando los temas que los grandes medios prefieren ocultar tras la cortina de humo de los falsos problemas y las falsas guerras, es lo que nos propone Michael Moore en su nuevo documental: Bowling for Columbine, generosamente aplaudido por la crítica y el público en el mundo entero.

La matanza de la secundaria Columbine en Colorado es apenas un pretexto ¾terrible, por cierto¾ para desencadenar una particular investigación acerca del triple culto estadounidense por el miedo, la violencia y las armas, promovido tanto por los medios de comunicación y la industria del espectáculo como por instituciones menos visibles como la National Rifle Association o Lockheed Martin.

Bowling for Columbine, ganadora del Óscar al mejor documental del año pasado, constituye un admirable intento por descubrir la verdad oculta tras las apariencias y un heterogéneo carnaval de personajes asombrosos como Marilyn Manson, Charlton Heston o la Michigan Militia; en suma, un certero registro que no dejará títere con cabeza en su recorrido por las carreteras perdidas de una sociedad acosada y desconocida, profundamente ignorante y atomizada. Nadie quedará indiferente.


Guillermo Riveros Álvarez


17 de julio de 2003

Tango del viudo. Novela de Cristián Barros, Seix Barral, 2003.



¿La más hermosa? La más hermosa estaba sentada a mi costado. La más hermosa cocía arroz para mí y en los desayunos toleraba mi mano en su braga. La más hermosa dormía conmigo y robaba mi leche para su lavatorio. […] La más hermosa se acostaba con una daga en el velador. La más hermosa había jurado matarme cuando le engendrara un hijo.


Desde hace bastante tiempo he venido notando entre los tripulantes, a un mismo tiempo, un gran interés por la literatura o los libros, en general, y una gran desorientación al respecto. Por eso es que quiero aprovechar esta pequeña tribuna para recomendarles uno recién aparecido en abril. Se trata de una novela escrita por un joven escritor chileno, de quien tengo la suerte de ser amigo. Imagino las sospechas que este vínculo puede suscitar entre ustedes, y, por supuesto, me parece una actitud legítima. Pero los desafío a darle una oportunidad. La novela se llama Tango del viudo, y su autor, Cristián Barros. Por poco obtiene el Premio Planeta España del año pasado, quedando entre las diez finalistas. Su argumento levanta una hipótesis verosímil acerca del romance que sostuvo nuestro Nobel, Pablo Neruda, con una ardiente y posesiva birmana llamada Josie Bliss, durante la estancia consular del poeta en la ex colonia inglesa a fines de los años veinte. Sexo, exotismo, opio y una inolvidable galería de personajes secundarios para una intrigante y exigente novela amorosa, estupendamente ambientada, que combina las peripecias propias de la pasión juvenil con la intriga política, en un obsesivo retrato que sin duda hará las delicias de quienes, como yo, disfrutamos de las buenas historias.


Guillermo Riveros Álvarez